-Sogamoso- |
El día amaneció lluvioso y hasta las 9, después de un opíparo desayuno pude empezar a pedalear. Después de varios kilómetros dejando Sogamoso atrás, inicie la subida a Monguí antes del desvío para Tasco. Las condiciones climáticas no eran las mejores, para variar, el frío y el viento de frente que se harían más intensos a medida que subía, fueron acompañados por lluvia cuando apenas llevaba 3 kilómetros.
El paisaje se iba haciendo más pintoresco a medida que subía por la carretera, la vegetación característica de las tierras altas adornaba ambos lados de la carretera, y se extendía por las montañas circundantes.
A medida que ascendía la pendiente se hacía más pronunciada y el clima mas frío y húmedo. El tráfico por la vía estuvo compuesto por camiones, autos particulares de gente local y otros de turistas, así como flotas y las infaltables motos, aunque en tramos relativamente largos, la carretera aparecía desierta.
Pedaleando y pedaleando, parando de vez en cuando a tomar fotos e hidratarme llegue a un punto donde con un "Welcome" el municipio de Monguí da la bienvenida a sus visitantes... pero por ningún lado se divisaba el pueblo.
Mi júbilo se aplacó un poco una vez seguí subiendo y me percaté, lo hicieron mis piernas y pulmones agotados por la precariedad del oxígeno, que la pendiente se empinaba cada vez más. Pasados dos kilómetros por fin llegue al pueblo, pero la loma siguió y no termino hasta la misma plaza del pueblo.
-Plaza de Mongui- |
Recorrí las calles, hice fotos, entré a la iglesia de los franciscanos y después en una tienda saboreé una deliciosa morcilla con calma, tratando de interiorizar el sosiego y tranquilidad reinantes en el lugar que invitan a la reflexión, el descanso y la lectura.
-Fábrica de balones, Monguí- |
¡Nos vemos!
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